sábado, 28 de noviembre de 2009

Diálogo a oscuras del árbol

- ¿Atrapaste alguna vez una paloma?
- Nunca tuve otro deseo en mi infancia.
- Usá la sombra, cruzá así tus manos. -Lo hizo. Abrió y cerró sus manos como un aleteo creciente. El ave remontó huyendo entre las rejas y abandonó en el suelo un cuerpo retorcido y manco vertiendo sangre.