lunes, 28 de julio de 2014

In memoriam (IV)



la serpentina de café en el piso del hospital
como un hilo de sangre se me escapa
la mirada lejos
cazando la luz de lo que dije que haría
y hoy me lo impide esta frente irritada y seca
ella cultivaba mis manos en la tierra
trabajaba indiferente el barro o la plata
y ahora en mis espaldas las escaras forman astros
la piel arada y doliente huele un olor que no me pertenece
tengo rodillas abultadas por la ausencia de vigor
y soy un accidente del azar
lejos se me quedan las migajas a los perros y las avispas
rotando en  el sombrero camouflage con un rastrillo en mano
el filo del machete acaba
donde inicia el rubor de un tronco diluido al fisurarse mi organismo
ojalá el desgarro en mi cabeza halle un descanso
y palpite menos o casi poco palpite o no palpite tanto o calle palpitante y calmo
y poco a poco la planta helada
de mis pies
imprima otra vez un paso
ojalá pero mi boca aturdida
ciñe unos aparatos y elucubra un frío
que desciende hacia mi garganta
o sube
acompasado por el oleaje de gritos y olor a peste

deseo no sucumbir al asfixiante pecho de la calma
aquí para mi sorpresa libro
mi batalla decisiva
y no he de tener ante jeringas y cables y sondas
escamas ni fusiles ni coraza
no tengo alianza pero me sé amado
el coraje es polvo apenas
ampollas y metales
y en mi vena un color imperfecto fluye y
se derrama.

Clara

algo en mi cabeza provoca imágenes
mi cerebro como un puño cerrado agarra
fuerte una oruga replegada de nervios
mamá fantasma al apagarse
la luz en la pieza grita su nombre
clara
clara
clara ríos
y resplandece
y es el camino
y no lo quiero
                      seis décadas atrás
                      ella se me inclinaba rindiendo el pecho desnudo y su voz
                      me alimentaba aun doblado y fetal
                      su mano acariciaba el tabaco y mi mejilla
                      arrollado en telas y almidón tostaba para mí la miel
                      y curuvicas de maní en un pote
                      emanaba un olor a barrio
                      anotaba, tosía, fingía, amaba
¿dónde estás ahora má
en qué parte de mí ocultaste la cicatriz y tu abrazo
por qué me costó llorar antes
si no estás y muero quién
enseñará a la criaturada aquella vieja maña
de apartar caracoles en el barro
o pescar en la urdimbre de una bolsa de cebollas
un pescadito agitado y lodoso?

In memoriam (I)

una materia en su cabeza va
más allá de todo lo soñado
el camino al mercado
la palanca en el megane que vibra sin decir
la coordenada de gestos para resistir el dolor al despiezar una media res
una degollante deuda y la espiral
que dibujase cada tanto al pelar una naranja
en una vereda
clavado el ocaso en la retina
el bicarbonato mascado, una mate ahogado en yerba
la frase de cristo largada a magdalena
en un camino como éste de luz
donde ya
no hay vejez

miraba el año que viene y
el desencanto podía ser una enorme piña
no hay mejoría pero vendrá
todo en orden
y aunque perdía la voz
mocasines erráticos enfundaron a papá en su paso
cuando cavaba pisada a pisada la huella
a la avenida maradona
(allí cada tarde el tránsito estallaba
y acá en su mano nada)

una materia en su cabeza va viva rompiendo todo
pero no lo parte
con él acaba porque la quema
conozco, dice, el final
dice: si muero llevo a cuatro o cinco
conmigo

domingo, 27 de julio de 2014

siete de julio

soy Vicente -aspiro un día de sol para ascender
elevado por la fuerza de los hombres
y que mi cuerpo descanse
y pueda secarse noble aún rodeado de agua
no habrá sed pero mi lengua
siempre habrá podido más cuando mi carne no pudo
quiero que la suela al sellar la tierra se imprima leve
y la arrastre el viento o la sustitución de otra huella
la madure
la misericordia del camino sin barro hacia mi tierra natal
liberará de la polilla aquella madera en que seguramente
hará equilibrio mi piel ya cuarteada y nutrida de huesos
y en el contorno secreto de mi espíritu
hallaré un alma expuesta al cloroformo pero ilimitada de brillo
veré el sol en millones de larvas sobre el agua
recordaré –laralay laray– una canción a maría entre palmas y velas
y adivinaré en algún recodo de estos árboles el aroma de Dios.

sábado, 26 de julio de 2014

Minuto 61

soy un poeta en el agua, busco acá abajo unos cables perdidos
algún anillo enterrado
el surco de las baldosas
la foto de papá que me ha dejado joven, una carta
que es el arcaísmo viviente, y encuentro diez centavos
acaso 500 guaraníes, deseo echado al olvido
en un bolsillo atorado de pelusas
soy apenas un hombre pasando el río
mi mano zambulle y suda cierta mucosidad
las uñas negras de escarbar
estas paredes de moho
(los nietos que no tengo aún me dejaron
ropas arrolladas sin botones
un alicate
besos)
una lancha arruga el agua, en lo que dura mi viaje perpetuo
se arriman a mí ciertos dibujos opacos
como escupidos contra una pared
crecen y no así
algo en mi cabeza ha dejado de crecer porque acabó conmigo
la madera ha sucumbido porosa
                                                  hormigas por todas partes en la creciente
                                                  pretenden una redención que no saben:
una vez guardé una taza rota de café para usarla como maceta y nunca fue semejante cosa
ahora lo único es que un manojo de criaturas
marcados en las piernas con los cintarazos de antaño
me perdonaron al verme sucumbir
y me entregaron al aire oscuro y gotas de salitre caían de sus ojos
al tiempo que yo
            el pecho rígido
                    la piel agrietada y seca yo
                               en un gesto último
                                   de bocanada imposible yo

                                                                        yo

                                                                                       yo


                                                                                                              yo

viernes, 25 de julio de 2014

Recomendados por Osvaldo Bossi

Poetas argentinos

-Susana Thenon
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Poetas americanos

-Fabio Morábito.
-Raúl Gomez Jattin
-Alvaro Mutis
- Gonzalo Rojas
-Marosa Di Giorgio
-Cisneros Antonio
-Watanabe
-Nicanor Parra
-Ana Cristina Cesar

Otros

-Constantino Cavafis
-Luis Cernuda
-Inés Bonnejoy
-Gerge Trakl
-Jaques Prevert
-Maiakovski

sábado, 19 de julio de 2014

Anoche

La semana atrás o el año casi
vino a mi cabeza el agua, la luz, rentas
el trámite en el banco
la mano martillando una fecha
tinta en los espejos
la pintura del auto, un choque
un telegrama
misa
las provisiones en casa, una tarifa
la denuncia de un árbol podado casi un crimen
vecinos tirándose la pelotita
y la nubareda amanecida de la leña
cegando todo bajo el borboteo de la olla hirviendo
mi mano en la cuchara de palo
la carne que sobró

hoy en cambio una sorpresa esotérica
mis bolsillos imaginarios, desnudo
los cables pegados al rostro, gasa
imitando raíces que me atajan a un hospital perpetuado por el olor a fármaco
la sebácea enfermera de los viernes
contentos humanos, abrigados por el cemento
emanan de aullidos largos como el dolor minúsculo
y es aquí donde voy expirando ínfimo al resguardo de un hijo bueno para nada
cuyos garabatos enliados con la caminata ajena
me aturden aún inconsciente y en cambio seducen
con el coro a las camillas (besando baldosas)
y mi pulso bordea el silencio buscando un parate
que ninguno sabe venir
y los médicos orquestan con amor y piedad
entre sí

esa es la hora: el porno de una aguja en el tensiómetro
marca el compás de mi salto al vacío
y esta es mi sonrisa imposible trazando la mueca de un picotazo al corazón
y una enrojecida mujer de bronca
protesta porque la destierran mientras muero
y ella no ayudará a su enfermo a morder una manzana.

A una paloma en el tanque de agua

Tu periférica vellosidad emana calambres
y me derrite (digo me liquida)
hay una intención secreta en saberte muda gallina o corifea ululante
quizá en un sueño clueca o acariciándonos sin calma
mientras en un secreto límite del tejido
me sienta arrinconado por el mandato de un capo y su jauría
yo apenas un peatón inválido y él patota piriforme
yo apenas el continente de un puntazo cuya pica me muere

antes de la hora finiquital
quiero que sepas que no tengo violencia contenida
sólo una manera floja de tambalear entre el barro
donde huyendo de la luz
refugiadas formaciones umbilicales viborean como cerdas yeguarizas
y son para mi constitución lumínica una lámpara vivaz
nadie garpa la luz (por eso la huida)
pero yo pretendo hallar la fe entre el abono y la materia corroída
y sin embargo el aliento de tu pelo antes gorjea bajo mis dedos
y tu pico entre las alas me otorga cosquillas y liendres

imploro a la vasta lejanía que tus ojos me fulminen
y en la imaginería de una nube deguste ofertas en calaveras y hortalizas
la siembra de ratas vivas y muertas por ahí en la guerra
y tú, aún así, alada
tu vuelo torpe huyendo de los escombros y las bolitas de vidrio
hacia donde fuere ante el ruido
y feroces madejas enanas robándote la melodía empollada en tu vientre
para devorarla un día cualquiera o fingirse ciencia dándote al gato ya exánime
que ensarta tu sangre informe al nefasto que civil fuere
mientras el agua en la vasija te arrulla una elegía
y un olvidado mitaisito se extirpa cascotes de las orejas.

Inundación del catorce no sea tanta, Dios

ahora que el río está alto deberíamos preguntar a los difuntos y ahogados hasta qué hora piensan estar ahí,
(haciendo burbujas junto a los comerciales y paseros
que contrabandeaban infectados de ilusiones)
camuflando al periquito del dengue
bailando por el círculo de nuestros codazos
y hacia dónde irán luego
yo sé que plantan verrugas
en nuestras axilas
diminutas como mordiscos oculares
y en silencio
una muchedumbre hace cola en el pontón
para echar narices al riacho cuando inhale o exhale niñitos envueltos en sangre
y por momentos las embarazadas y parturientas y madres primerizas
se acercan al ara del río paraguay
y acusándolo de robo intentan reimplantarse esos fetos carilindos (estilo mueck) de 40 kilos
en el vientre ya vedado
o se lo entregan para que en un bautismal acoso
los envuelva con su manta de botellas y cáscaras y prefectos y motores de cuatro tiempos
porque el río, habilitado único para semejante delirio
en la curvatura mágica de la frontera hace una parábola
y aplastándonos al lodo hace como el pescador a las lombrices,
amocosándonos en alguna que otra barrera,
y tomándonos del rabo o la cabeza,
ensarta lo que nos quede de identitario en un anzuelo
y se lo echa a la garganta
y con espanto hace gárgara y canta
una canción de cuna para los boluditos que se ahogaban al no hacer pie.