sábado, 19 de julio de 2014

Anoche

La semana atrás o el año casi
vino a mi cabeza el agua, la luz, rentas
el trámite en el banco
la mano martillando una fecha
tinta en los espejos
la pintura del auto, un choque
un telegrama
misa
las provisiones en casa, una tarifa
la denuncia de un árbol podado casi un crimen
vecinos tirándose la pelotita
y la nubareda amanecida de la leña
cegando todo bajo el borboteo de la olla hirviendo
mi mano en la cuchara de palo
la carne que sobró

hoy en cambio una sorpresa esotérica
mis bolsillos imaginarios, desnudo
los cables pegados al rostro, gasa
imitando raíces que me atajan a un hospital perpetuado por el olor a fármaco
la sebácea enfermera de los viernes
contentos humanos, abrigados por el cemento
emanan de aullidos largos como el dolor minúsculo
y es aquí donde voy expirando ínfimo al resguardo de un hijo bueno para nada
cuyos garabatos enliados con la caminata ajena
me aturden aún inconsciente y en cambio seducen
con el coro a las camillas (besando baldosas)
y mi pulso bordea el silencio buscando un parate
que ninguno sabe venir
y los médicos orquestan con amor y piedad
entre sí

esa es la hora: el porno de una aguja en el tensiómetro
marca el compás de mi salto al vacío
y esta es mi sonrisa imposible trazando la mueca de un picotazo al corazón
y una enrojecida mujer de bronca
protesta porque la destierran mientras muero
y ella no ayudará a su enfermo a morder una manzana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario